MUNDO AERONAUTICO EWM

FALLA   ESTRUCTURAL

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Al tiempo que ascendía, el avión empezó a tomar rumbo sudoeste sobre el golfo de Sagami y viro hacia el oeste sobre la isla de Oshima justo en el momento en que alcanzaba el nivel de vuelo. A las 18:24:34, cuando nivelo al aproximarse a la costa oriental de la peninsular de Izu, algo empezó a ir mal.Yumi Ochiai, una azafata de JAL fuera de servicio, viajaba en el centro de la Fila 56, se
produjo un estampido diría después, Sucedió en la parte trasera. Note dolor en los oídos, inmediatamente, el interior de la cabina se torno blanco. No sonó como una explosión. Había desaparecido el techo del retrete trasero.En lugar de la popa del fuselaje se había producido una fractura empañando la atmósfera interior al despresionizarse la cabina. La sensación de pánico se apodero de todo el pasaje, al tiempo que del techo caían las mascaras de oxigeno y una voz grabada explica calmosamente la forma de usarlas.En la cubierta de vuelo empezó a sonar la alerta de presión, se detuvo y volvió de nuevo. Una luz ámbar avisaba al mecánico de a bordo de la perdida de presión hidráulica. El comandante Takahama dio orden de transmitir en la frecuencia de emergencia e indico al segundo que virase a la derecha como preludio a la inversión de rumbo.La palanca de mando y los pedales del timón parece muertos. Algo había sucedido en la cola que había cortado los cuatro conductos hidráulicos, pues ninguno de los controles respondía. Inutilizadas todas las superficies de mando, el avión empezó a hacer el ?holandés? cabeceando-guiñado-alabeando al tiempo, lo que acabo de sembrar el pánico en la cabina de pasaje.
Fuera de Control En su tenso mensaje al control de Toquio, el comandante Takahama informo el Hidráulico-no va nada perdido de control. A las 18:29, el vuelo 123 empezó a sobrevolar erráticamente el golfo de Suruga, con rumbo norte y hacia el monte Fuji. Por el interfono, un auxiliar de vuelo informo al mecánico que la bodega de equipaje trasera había cedido y que la puerta cinco de popa era ?ventana? (estaba abierta). Una luz de alerta lo confirmo. Los pilotos de pusieron las mascaras de oxigeno y empezaron a intentar devolver el avión a tierra. Todos los controles de vuelo y los sistema hidráulicos estaban muertos, pero los motores funcionaban normalmente. Tahahama empezó a dar instrucciones y a mover los mandos de gases para controlar la dirección del aparato, lentamente, la proa se oriento al este y el avión paso al norte del monte Fiji. El problema residía sobre todo en la velocidad para reducirla algo, se libero eléctricamente el bloqueo del tren haciendo que este descendiese por gravedad. El vuelo 123 perdió un poco de velocidad y empezó a descender.Hacia los 20000 pies se vivieron tres minutos de pánico, pues se perdió el control, el avión se escoro y dio una vuelta completa sobre la ciudad Otsuki antes de nivelarse de nuevo con rumbo este. Pero a las 18:46 se presento un nuevo problema. Se dio plena potencia y el vuelo 123 de nuevo hacer el ?holandés? fluctuando la
velocidad entre 180 y 220 nudos. El avión siguió con su descenso sostenido hacia las montañas mientras la tripulación empleaba el sistema eléctrico auxiliar para bajar los flaps cinco grados. Esto duro, cuatro minutos, pero, unido a un acelerón de los motores, hizo que el vuelo 123 subiera lo suficiente. Hacia las 18:53 la altitud alcanzo los 11000 pies, entonces el avión empezó a descender cada vez mas rápido, llegando a los 1350 pies por minuto, durante los tres últimos minutos. Takahama y su tripulación lucharon con los flaps y la potencia motriz, pero a las 18:56:20 el vuelo 123 llego a su terrible fin. El JA8119 se desintegro al chocar contra la ladera del monte Osutaka en la cota de los 1430 metros, a unos 110 km al noroeste de Toquio. Los
trozos del avión quedaron esparcidos por toda la montaña. Que había fallado Los primeros indicios se tuvieron al día
siguiente de la tragedia, cuando un destructor  japonés recupero, del golfo de Sagami, trozos de l deriva, el timón interior, paneles de la popa del fuselaje y partes del conducto de la unidad auxiliar de potencia del JA 8119. Casi la mitad del a deriva se había desgajado en vuelo, algo que no hace sino testimoniar la pericia del comandante Takahama, que fue capaz de mantener
el avión tanto tiempo. Los informes de seguridad de JAL pusieron de manifiesto que en junio de 1978, el JA8119 había
aterrizado con la proa muy alta en Osaka y padecido un golpe en la cola. El mamparo trasero de presionizacion, un domo de
aleación de aluminio parecido a un paraguas, había resultado dañado y posteriormente reparado en Japón por mecánicos de Boeing. Después de un investigación que duro un mes, Boeing admitió abiertamente que este incidente había sido la raíz del desastre. Habían remachado un trozo de plancha en el revestimiento original del manparo, pero dejando una ínfima fisura de solo
0,9 mm de anchura  Manparo roto Al despegar del aeropuerto de Haneda en agosto, la minúscula brecha se había abierto y dejado paso franco al aire presionizado, fue había arrancado  la parte de popa del fuselaje, la deriva y sección interior del timón.
Al mimo tiempo se cortaron los cuatro conductos hidráulicos que discurrían por el manparo hasta las superficies de control, despidiendo fluido e inutilizando todo el sistema hidráulico del avión en el tiempo no superior a los 30 segundos.
Conclusiones
Como resultado de estos descubrimientos, la Federal Aviación Admnistration (FAA) y Boeing emitieron unas ordenes técnicas en las que se disponía la revisión de toda la flota mundial de aviones 747, que por entonces ascendía a unos 610 ejemplares empleados de 69 aerolíneas esparcidas por todo el mundo.Todos los aviones que hubiesen realizado entre 10000 y 14000 vuelos debían ser examinados cada 50 aterrizajes, y aquellos que llevasen mas 14000 vuelos habría de ser revisados cada 25 tomas. Al poco tiempo otras aerolíneas descubrieron fracturas en la cuadernas de proa de sus 747.

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