RUTH NICHOLS

Lo que catapultó a Ruth Nichols a la aviación  fue una invitación de Harry Rogers a volar como copiloto suyo hasta Miami. Accedió, hicieron el vuelo en un tiempo récord de 12 horas y, como Amelia Earhart tras su vuelo del Friendship, Ruth Nichols se vio convertida de pronto en una celebridad, solo por ser mujer. Entre los titulares de prensa relativos a esta hazaña, el que reproducimos a continuación podría considerarse  típico "Señorita de la alta sociedad protagoniza el primer vuelo Nueva York-Miami". Con impulso de la publicidad, obtuvo un trabajo de promoción en la Fairchild Airplane & Engine Company, y desde entonces tenia veintisiete años, pudo vivir de la aviación. Con su característica personalidad decidida y previsora, empezó planear una serie de vuelos que la preparasen para el ataque al Atlántico norte. A fines del año 1930 batió el récord transcontinental femenino de velocidad en dirección este-oeste en un Lockheed Vega alquilado, y batió también el oeste-este al regreso. Luego, procedió a aligerar el Vega, se metió en un conjunto largo de ropa interior, cuatro suéteres, un traje de vuelo, botas y mitones, y equipada con tan complejo atavió, despego del aeropuerto de Jersey City el 6 de marzo de 1931 para intentar batir el récord femenino de altura. Llevaba un sistema de oxigeno, notable por su sencillez, "No teníamos dinero para comprar el equipo adecuado, de modo que tome una botella de oxigeno corriente, le acople una mascarilla de goma y así yo succionaba . El problema fue que la botella de oxigeno, sin protección, se enfriaba conforme descendía la temperatura exterior, cuando el avión llego a los 6000 metros, aspiraba un oxigeno a 50º grados bajo cero. Pero la inquietud no la venció hasta el punto de hacerla desistir, siguió ascendiendo en un cielo de azul cada vez mas oscuro hasta acabar con el ultimo de sus depósitos de carburante de reserva de 20 litros. Entonces el motor se paro súbitamente y el aparato cayo 1500 metros como si fuera una piedra, lo que casi le produjo a la piloto la rotura de los tímpanos. Al llegar al aeropuerto, con apenas gasolina, y recibir las felicitaciones por su nuevo récord de 8750 metros, su lengua helada se negó a articular palabra alguna. Vestida con un fino traje de vuelo de cuero de color morado y tocada con casco a juego, Ruth Nichols estableció luego otro récord femenino, el de velocidad en tres kilómetros, a 338 km/h, batiendo el anterior, ostentado por Amelia Earhart, en casi 50 kilómetros. En 1931 había volado mas deprisa y mas alto que ninguna otra mujer en el mundo, estaba lista para cruzar el Atlántico. El Vega fue preparado con depósitos suplementarios y los ultima adelantos en equipo de navegación. Lo bautizaron Akita, palabra india que significa "descubrir". El 22 de junio de 1931 voló de Nueva York a St. John, Nueva Brunswick, punto de aprovisionamiento hacia Harbour Grace, en Terranoba, de donde debía partir hacia París. Tras cuatro horas de vuelo llego sobre el campo de aterrizaje de sT. John, situado en una minúscula hondonada entre acantilados y montañas.

Clarence Chamberlin (sobre el ala), amigo y mentor de Ruth Nichols, comprueba los daños del Vega prestado tras estrellarse en Nueva Brunswick y terminar así su aventura trasatlántica. Hospitalizada a causa del accidente, la tenaz aviadora dijo a su medico, "Debo salir aquí cuanto antes. Tengo que volar sobre el Atlántico.

Observó la corta pista y comprendió que debería efectuar un fuerte descenso sobre las colinas boscosas y frenar el pesado y rápido Vega, para detenerlo casi en seguida de tocar el suelo. Calculo mal, intento de nuevo irse al aire sobre la pista, pero esta se le termino y se estrello en ladera de una colina. En realidad tenia cinco vértebras rotas, y le dijeron que no podría volar durante un año. No hizo caso. En su casa, inmovilizada por la escayola, superviso la reparación del Akita y preparo el plan de segundo intento. Al cabo de un mes, paso 13 horas conduciendo su automóvil para demostrar que podía resistir el vuelo hasta París. En septiembre estaba dispuesta a partir. Estudiaba los partes meteorológicos día tras día, metida aun en la escayola, en espera de cielos despejados. Llovió en París 25 días consecutivos. Termino septiembre, siguió un octubre tormentoso  y hubo de posponer de mala gana su aventura trasatlántica, optando por intentar batir el récord del mundo de distancia, en poder de la francesa Maryse Bastiè, con un vuelo sin escala de 2925 kilómetros, de California a Nueva York. Voló hasta California en etapas cómodas, hizo revisar el avión en el aeropuerto de Oakland y salió hacia Nueva York. Ya no llevaba la escayola, sino lo que luego describiría como un corsé de acero que le llegaba la desde la axilas hasta mas abajo de las caderas. Era, comento, como estar metida en una camisa de fuerza. Al este de Chicago encontró fuertes vientos cruzados y niebla cada vez mas espesa que impedía cualquier intento de efectuar comprobaciones visuales de la posición en que se hallaba. Perdida en paciencia, decidió en aterrizar en el primer aeropuerto, que resulto ser el de Louisville, Kentucky. No había llegado a su destino, pero había volado 3139 kilómetros, batiendo así el récord de Maryse Bastiè en unos 200 kilómetros. Al despegar al día siguiente, el tubo de escape incendio el carburador que salía de una válvula averiada y el fuselaje quedo envuelto en llamas. Pese a que el corsé  de acero y un paracaídas a la espalda le restaban libertad de movimientos. Ruth Nichols logro detener el avión, saltar sobre un plano y de allí al suelo unos segundos antes de que los depósitos de gasolina estallasen. El Akita quedo completamente destrozado y, con el, sus sueños de volar a París.

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