MUNDO AERONAUTICO EWM
 

MISION MALVINAS - COMBATES AEREOS

Super Etendard 0753

En algún punto del Atlántico Sur, que el radar aeronáutico de Puerto Argentino iba registrando hora por hora, se advertía un inusitado movimiento de aeronaves. El rastreo abría una apetecible hipótesis.

Luego del hundimiento del destructor "SHEFFIELD" por la aviación naval argentina en la mañana del 4 de mayo de 1982, el avión explorador "Neptuno", que tuvo un papel decisivo en el éxito del ataque, se negó prácticamente a funcionar agotado por el esfuerzo, haciendo eclosión, no obstante su nobleza, sus muchos años de vetustez y obsolescencia.

La aviación naval argentina se queda pues sin aviones para explorar la zona de las Malvinas, adonde se había replegado el núcleo de la flota británica, y en especial, sus portaaviones. Entonces empieza a desplegar una labor silenciosa y tesonera el radar naval establecido en Puerto Argentino, tomando nota, pacientemente, de cada uno de los puntos del mar donde aparecen y desaparecen los aviones y helicópteros enemigos que tienen como base el portaaviones.

Esos datos eran transmitidos de inmediato al comando de Aviación Naval con sede en Río Grande, Tierra del Fuego, indicando, en una lenta tarea de orfebre, no solo la zona donde operaba el enemigo, sino también sus movimientos usuales y sus variaciones a lo largo del día. Pronto se noto que esos movimientos eran mas o menos uniformes, ratificando la previsibilidad del carácter británico. En suma, podían ser anticipados. Precisamente es lo que hizo el comando de la Aviación Naval Argentina al ordenarle a los Super Etandard que atacaran un punto en el mapa en medio del océano, apostando a que en ese lugar y a tal hora iba a estar un portaaviones británico.

El primer intento fue el 23 de mayo, y fracaso, una vez en vuelo los Super Etendard, cuando era imposible comunicarse con ellos por el silencio de radio, el portaaviones británico tomo rumbo imprevisto que lo alejo de la zona. Resultando cuando los Super Etendard llegaron al punto de ataque no hallaron su blanco, y debieron regresar frustrados al continente.

El 25 de mayo, fecha patria para los argentinos, la aviación naval realizo un nuevo intento. El radar de Puerto Argentino no informo ese día que los portaaviones enemigos estaban al Noroeste de las Islas, a unas 110 millas de distancia. El comando argentino ordeno preparar dos Super Etendard armados con Exocet AM-39, que despegaron de la base de Río Grande a las 14:30 encaminados hacia el punto de encuentro para el reaprovisionamiento en vuelo con el avión tanque KC-130 de la Fuerza Aérea.

Los Super Etendard iban por eso al ataque absolutamente solos, sin escolta, y con una completa eliminación de sus comunicaciones para evitar se detectados. Variaba además la dirección del ataque, buscando siempre el ángulo menos probable o menos esperado por el enemigo. El Sheffield había sido hundido atacando desde el Oeste y en el frustrado ataque del 23 de mayo se intento desde el Sur. Esta vez, 25 de mayo, el ataque vendría desde el Norte-noroeste, debido, entre otros motivos, a que el radar de Puerto Argentino informaba de un continuo movimiento de patrullas aéreas de combate, entre el estrecho de San Carlos y, presumiblemente, portaaviones británicos.

Los Super Etendard, luego de reaprovisionarse en vuelo a 160 millas al este de Puerto Deseado, iniciaron silenciosos y solitarios, la etapa final de su trayectoria de ataque. Estaban a 270 millas del blanco y pasarían a 100 millas al norte de las Malvinas, lejos de los numerosos barcos británicos que se encontraban en los alrededores del extremo oriental de las islas.

A 150 millas de su objetivo los dos Super Etendard descendieron a 10 metros sobre la superficie del mar, comenzando los preparativos para el lanzamiento de sus misiles Exocet. Por primera vez en su largo viaje prendieron sus radares y allí de pronto, exactamente en la posición calculada, aparecieron en las pantallas los buques enemigos, eran dos ecos grandes y uno chico. Los radares de los Super Etendard tomaron los ecos y no los abandonaron, a partir de ese momento el sistema transmitió los datos a la computadora de navegación del misil Exocet, actualizando permanentemente los movimientos y la velocidad del banco elegido.

Los aviones argentinos volaban una al lado del otro, a no más de 200 metros, mientras los pilotos ni se miraban, absolutamente concentrados en la ejecución final de su misión. A 25 millas el líder dio la señal, y ambos aviadores lanzaron sus misiles hacia los dos ecos grandes, que estaban muy juntos, en un mar calmo casi indiferente. Los misiles dieron muerte a las 16:35 del 25 de mayo de 1682 al "Atlantic Conveyor", un buque portacontenedor de 15000 toneladas, cuya enorme estructura había atraído a los cohetes, salvando así al portaaviones.

El hundimiento del Atlantic Conveyor significo la mayor perdida material bélico de los ingleses en toda la guerra. En el se hundieron, tres helicópteros Chinook gigantes con capacidad para transportar 80 hombres completamente equipados, ocho helicópteros Wessex, y un numero de carpas suficientes para acomodar a 4000 hombres, así como pistas de aterrizajes portátiles que hubieran servido a los Harrier para operar desde tierra, una planta completa de desalinización de agua extremadamente necesaria para el personal de combate.

MALVINAS ARGENTINAS / MUNDO AERONÁUTICO EWM /