MUNDO AERONAUTICO EWM

MISIÓN MALVINAS - SAN CARLOS         

A4Q-ARMADA ARGENTINA

Este cuadro realizado por R.G. Smith/NB Fine Arts fue publicado en su número del mes de mayo de 1983 por la revista "Proceedings" ( Editada por el Instituto Naval de EE.UU).

Ilustra con todo realismo sobre el aspecto que presentaba el Estrecho de San Carlos durante los ataques a los buques ingleses realizados por la aviación argentina.

Al llegar desde Puerto Argentino las informaciones que alertaban sobre el desembarco en San Carlos el Comando de la Aviación Naval ordeno a la tercera Escuadrilla Aeronaval de Ataque, con sus aviones A4Q, que atacara allí a las fuerzas británicas.

Una sección integrada por el capitán de corbeta Alberto Philippi, el teniente de navío José Cesar Arca y el teniente de fragata Marcelo Marquez despego desde la Base Aeronaval Rió Grande a las 15.15 horas. Cada avión levaba cuatro bombas de 500 libras provistas de cola retardada tipo “ snake eye”, que permitía al avión alejarse de los efectos de la explosión de su propia bomba.

El método de ataque, único posible por las características y efectividad de las armas de rechazo del enemigo, consistía en una aproximación rasante hacia el blanco, en cuya parte final se perdía inevitablemente el factor sorpresa por la detección radar, el lanzamiento de las bombas se efectuaba en una sola pasada en reguero, espaciadas automáticamente con el uso de un intervalometro.

El ataque, que obligaba a pasar indefectiblemente sobre el buque, debía hacerse a una altura tal que permitiera el armado de la espoleta de las bombas luego de su desprendimiento del avión. Ninguno de los A4Q estaba provisto de sistema alguno de ayudas electrónicas que permitieran al piloto saber si había sido “iluminado” o detectado por algún radar enemigo. La única información sobre el enemigo en el área de combates solo podía provenir del avión explorador que estaba orbitando en la boca sur del Estrecho San Carlos, pero lamentablemente la sección del capitán Philippi no logro comunicarse con él.

Cuando estimaron estar a una distancia apropiada, comenzaron el descenso, al salir de una gruesa capa de nubes fueron sorprendidos por la presencia de las primeras islas del archipiélago. Continuaron acelerando su perdida de altura hasta llegar casi hasta el nivel de las olas y así en vuelo rasante a mas de 800 km por hora, casi 14 km por minuto, recalaron al sudoeste de la isla Gran Malvinas, para buscar contorneando la costa del Estrecho de San Carlos.

El tiempo había empeorado, había apenas 150 metros de techo de nubes y la visibilidad se reducían a 1000 metros por chubascos, lo obligaba a cerrar la formación para no perder el contacto entre uno y otro. Los golpes de mar los parabrisas, dificultando la visión. Si una fragata o destructor británico estaba en el canal, no había ninguna formación y le dispararía sus mísiles mucho antes que los aviones pudieran tener noción su presencia.

Pero los aviones siguieron adelante, tal como lo habían hecho antes los camaradas de la Fuerza Aérea, y como lo harían tantos otros de ambas fuerzas después. Avanzando por el estrecho, pegado a la costa Oeste de la isla Soledad, continuaron hacia Puerto San Carlos.

Cinco millas antes de llegar a la Bahía Ruiz Puente, vieron detrás de unas altas rocas, desprendimiento de Punta Federal, los mástiles y las antenas radar de un buque de guerra que ganaba con velocidad el centro del estrecho. Los tres pilotos avistaron el buque al mismo tiempo e iniciaron su ataque de inmediato, girando hacia la izquierda y cruzando el blanco de popa a proa, desde la aleta de babor hacia la amura de la otra banda.

A medida que lo hacían fueron lanzando sus bombas en reguero, tal como estaba previsto, el numeral dos, teniente Arca, observó un impacto directo en popa obtenido por el capitán Philippi y el numeral tres, teniente Márquez, otro impacto igual de las bombas lanzadas por el numeral dos, todo en medio de una severa respuesta antiaérea del enemigo.

Pero no había tiempo para mayores verificaciones saltando sobre la superestructura del buque ingles los aviones se pegaron nuevamente al agua y a máxima velocidad, tratando de tomar el camino por donde habían llegado. Pero su suerte estaba echada, un par de Harriers estacionados como Patrulla Aérea de combate (PAC) en el área, aun cuando no habían podido evitar el sorpresivo ataque de los A4Q, los divisaron cuando escapaban hacia el sudoeste volando sobre el canal, y los atacaron.

El teniente Márquez, joven y brillante oficial, luego de advertir al resto sobre la presencia de los Harriers, recibió una ráfaga de cañones de 30 mm que hizo explotar su avión, desintegrándolo. Ninguno de los otros pilotos lo vio. El teniente Arca observa sin embargo el impacto de un mástil en el tubo de chorro de la turbina del avión del capitán Philippi quien, tomando altura se eyecto (El capitán Philippi cayo al agua, nado hasta la costa, y supervivió por sus propios medios tres días, para reintegrarse finalmente a las líneas argentinas.

El avión del teniente Arca fue impactado en ambas alas por el fuego de cañón. Con su avión averiado trato de llegar al Puerto Argentino, soportando en el camino un nuevo ataque de una FAC enemiga. Una vez sobre Puerto Argentino, los observadores en tierra constatar que el tren de aterrizaje estaba tan dañado que su descenso seria imposible. Se le indico entonces que se dirigiera hacia la Bahía y eyectara. Así lo hizo el teniente Arca.

Un helicóptero del ejercito fue a rescatar al piloto caído en el agua. Este helicóptero no estaba equipado para esos efectos pero su piloto, el capitán Svendsen del Ejercito Argentino, sin medir riesgos, recurrió a un procedimiento extremadamente peligroso, hundiendo los esquíes del helicóptero en el agua facilito que él naufraga se aferrara a uno de ellos y así, colgado a muy baja altura, lo recupero llevándolo hasta la playa.

Volviendo un poco atrás y recurriendo a una información británica sabemos con mas exactitud lo ocurrido al buque atacado ese día. Era la fragata Clase 21 HMS “ ARDENT”, armada con Exocet MM38 y equipada con mísiles SAM Sea Cat, cañón de 4.5 pulgadas y antiaéreos de 20 mm. Dice Así:

Durante la madrugada del 21 de mayo, el buque realizo tareas de protección a las fuerzas anfibias que llegaron a San Carlos para establecer una cabeza de playa. Luego se aproximo a la costa de la Bahía Ruiz Puente para bombardear las posiciones argentinas en Goose Green y Darwin.

Una hora y media después, al amanecer, la nave comenzó a soportar una secuencia de dieciséis ataques llevados a cabo por aviones Mirage y A4B de la Fuerza Aérea Argentina. El capitán de fragata Alan West, Comandante de la Ardent, declaro a la revista “Navy News” ( julio de 1982), que dos aviones A4B hicieron blanco provocando un incendio que fue controlado rápidamente. Fue entonces que, para buscar protección en la costa y tratar de reparar los daños, condujo al buque hacia Puerto San Carlos.

Según el relato de West, posteriormente tres aviones A4 realizaron un nuevo ataque en una corrida de popa a proa, impactando dos bombas de 500 libras, de cola retardada, que provocaron otros incendios y destruyendo la popa debajo de la línea de flotación. Dos horas mas tarde todo el barco estaba en llamas. Como no había ninguna posibilidad de salvarla, West ordeno a la tripulación que lo abandonara. En momentos en que los botes se dirigían hacia la costa, la Ardent se hundió. (Informe Británico)

Era la guerra desatada en toda su furia. Los ingleses habían sufrido terribles golpes y perdidas. Pero también esa noche, en los comedores y dormitorios de la base Aeronaval Río Grande y otras bases mas, los pilotos de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea evitaban mirar las sillas y camas vacías..... las mesas de luz donde fotos de seres queridos hablaban de la esperanza de un regreso.

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